El ahogamiento es actualmente un importante problema de salud pública en todo el mundo. Según los datos de último informe de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo en España murieron por ahogamiento el año pasado 481 personas; el 90% de ellos ocurridos en lugares donde no existía servicio de socorristas en el momento del incidente.
Actualmente el ahogamiento se define como la asfixia (o dificultades respiratorias) como resultado de la inmersión en un líquido, tanto si se produce la muerte como si no.
En esta entrada os vamos a explicar cuáles son los distintos tipos de ahogamientos. Los últimos informes de la Organización Mundial de la Salud instan a que dejen de utilizarse ciertos términos como ahogamiento seco o silencioso y secundario para calificar algunos ahogamientos; sin embargo, aún son términos muy extendidos por los que os incluimos aquí su definición.
- El ahogamiento seco.
Debe su nombre a que no hay aspiración de líquido, y por tanto no ha pasado agua (o muy poca) a los pulmones. La asfixia se produce debido a que la glotis se cierra por espasmo. Es el tipo más frecuente en niños. Los fallecidos presentar color pálido debido a la apnea.
- El ahogamiento húmedo.
Se denomina así por producirse la aspiración de líquido a los pulmones. Es el ahogamiento más frecuente, con una incidencia superior al 80%, y se produce principalmente en adultos por inundación de las vías respiratorias al inspirar tras un periodo de apnea e hipoxia. Los fallecidos presentan color azul debido a la cianosis.
- Ahogamiento incompleto o casi ahogamiento.
Se sufre insuficiencia respiratoria por ahogamiento pero se sobrevive al episodio. Puede tener efectos a posteriori debidos a la hipoxia tisular y cianosis.
- Ahogamiento secundario.
En este caso produce un retardado de la insuficiencia respiratoria y sus efectos. Este desfase puede ser de hasta 96 horas después del accidente dando lugar a un fallo multiorgánico. Por ello es muy importante que tras haber sufrido un ahogamiento se le haga al accidentado una exploración médica y esté en observación el tiempo adecuado.
Cada año se producen muertes por ahogamiento en mares, piscinas, ríos, etc. En verano debemos poner especial atención a la prevención de los ahogamientos y hacer hincapié en que actuar de forma responsable y con precaución es la mejor manera de disfrutar de nuestros baños. Las medidas preventivas son especialmente importantes en el caso de los niños, ya que se estima que el 75% de los fallecimientos infantiles por ahogamientos en piscinas podrían haberse evitado si la piscina hubiese estado vallada convenientemente.
Pero los ahogamientos no son siempre son causados por imprudencias. Son diversas las situaciones en las que pueden dar lugar a una muerte por ahogamiento; por ejemplo tras un corte de digestión o un ataque cardíaco mientras estamos en el agua.
Independientemente del tipo de ahogamiento, sobrevivir a un ahogamiento en el lugar del accidente va a depender fundamentalmente de la rapidez con que saquemos al accidentado del agua y la prontitud con que se practique la reanimación.